Vivimos en el mundo de las necesidades creadas y una de ellas es, sin duda, llevar el móvil colgado a la muñeca. La salida al mercado de los smartwatches ha supuesto el pistoletazo de salida a una carrera hacia el futuro que, a pesar de que en la actualidad no cuenta con fieles que se hayan colgado el cartel de comprador exclusivo de relojes inteligentes, lo cierto es que supone un punto de inflexión para una meta que no parece que vaya a girar en su camino: los smartwatches son el reloj del futuro pero, al igual que pasa con los ebooks y los libros, no parece meterle miedo al reloj de lujo. ¿Por qué?

Sí, es cierto que hace un año las exportaciones de relojes suizos disminuyeron (poco más del 3%), pero, ¿tiene esto que ver con los relojes modernos? No lo creemos. Además, las grandes firmas de relojería de lujo no parecen asustadas ante estos datos. Ulysse Nardin no se cortó un pelo en presentar un Gran Deck Marine Tourbillon de que sólo existen 18 unidades en el planeta y que cuesta unos 270.000 euros. Si la llegada de los smartwarches pretende asustar al sector de lujo, que vayan Patrick P. Hoffman y se lo digan.

Fendi, a su vez, ni corto ni perezoso, ha prometido subir sus precios y no son las únicas marcas que ha querido presentar novedades en sus diseños.

La llegada de los smartwatches, ¿qué supone?

Que ninguno de tus amigos tenga un Apple Watch no significa que nadie lo comprara. Sólo en la segunda mitad de año del 2015 se vendieron más de 8.8 millones de ejemplares, lo que puede ocasionar temblores entre la industria relojera suiza.

Sí que es cierto que Apple ha sabido unir a los amantes de la tecnología con los amantes de la moda, teniendo además colaboraciones con firmas como Hermes, especializada en accesorios de cuero, para acercarse a pasos agigantados a los que se compran un Apple Watch para lucirlo y no exquisitamente por sus maravillas funcionales.

¿Qué relojes están en la diana?

Hagamos la pregunta de otra forma. ¿Quienes compran relojes de lujo? Un sector de productos que no es asequible para cualquiera crea su fama justamente por eso, porque no es asequible para CUALQUIERA. Los que compran relojes de lujo no es solo porque puedan permitírselo, sino porque disfrutan con el arte de la colección de pequeñas obras de arte. Estamos hablando de piezas con un precio mayor a 1.500 euros. Casualidad o no, las mayores pérdidas se han visto registradas en relojes que cuestan de media un precio parecido al del Apple Watch (entre 200 y 500 euros).

¿Lujo y tecnología van de la mano?

TAG Heuer quiso plantarle cara a la situación haciéndose amigo de Intel y Google y sacando al mercado su TAG Heuer Connected, que ha pasado un poco sin pena ni gloria entre el público y que prometía más de lo que ha sabido materializar. Por su parte Huawei y Swaroski también están haciendo de las suyas queriendo lanzar modelos que se asemejan más al sector de lujo que al de los smartwatches.

En definitiva, los smartwatches son los relojes del futuro y cada vez están más ‘presentes’, y los relojes de lujo, inmunes al paso del tiempo, son inmortales a las modas. Los coleccionistas no cambiarán sus pequeñas joyas por un reloj de muñeca de un precio menor con el que poder salir a correr. ¿O es que te imaginas a alguien comprando un Patek Pilliphe sólo para saber qué hora es? Nuestra previsión es que hay sitio para ambos en el mercado. ¿Los grandes enfilados por la llegada de los smatwatches a largo plazo? Los relojes de gama media, sin duda.

No obstante, en Carrera Collection somos amantes de lo tradicional, del tic tac, de las agujas del reloj. En nuestra tienda puedes encontrar relojes de segunda mano de firmas como Neckmarine o Gucci, que no cuestan una millonada, pero que a nosotros (y seguramente a ti también), nos encantan. Si quieres un reloj de verdad, echa un vistazo a nuestra web.

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